En la caótica evacuación del Crucero Costa Concordia, que encalló frente
a la costa de Toscana el pasado mes de enero, pasajeros y tripulantes
abandonaron casi todo a bordo. Bajo el mar Mediterráneo yacen piezas de
arte contemporáneo, antigüedades y xilografías japonesas de los siglos
XVIII y XIX. En particular destacan las piezas de Katsushika Hokusai,
pintor japonés del periodo Edo, y una colección de cristal de Bohemia
del siglo XIX.
Los principales periódicos de todo el mundo, entre
ellos las ediciones digitales de Patria Grande, de Venezuela y RT
Noticias, destacan que un verdadero tesoro yace bajo las cristalinas
aguas italianas en las que encalló el lujoso crucero.
Aunque algunos
objetos casi seguramente van a desintegrarse, hay suficiente botín para
tentar a cazadores de tesoros, los que ya han comenzado a fijar su
atención en los restos del Concordia, que transportaba más de 4 mil 200
personas a bordo cuando se fue a pique.
Robert Marx, un veterano
buzo y autor de numerosos libros sobre historia marítima, arqueología
submarina y búsqueda de tesoros, había afirmado que "cuando hayan sacado
todos los cadáveres, va a haber una carrera desenfrenada por el botín".
La Mafia, dijo, tiene equipos submarinos especializados para esas tareas.
El
Costa Concordia era básicamente un hotel de lujo flotante y muchos de
los pasajeros abordaron el infausto crucero con sus mejores ropas y
joyas para lucirlas en casinos y cenas de gala.
Además de ello está
la enorme riqueza contenida por el propio barco: tiendas elegantes con
joyas, más de 6.000 obras de arte en las paredes y un spa que tenía una
colección de xilografías de Katsushika Hokusai, un artista japonés
famoso por su representación de una enorme ola con el Fujiyama como
trasfondo.
"Es ahora un paraíso para buzos", dijo Hans Reinhardt, un
abogado alemán que representa a 19 pasajeros alemanes que buscan
compensación por sus pérdidas. Dijo que algunos de sus clientes viajaron
con diamantes y otras joyas que habían estado en sus familias por
generaciones.
"Ellas perdieron muchas joyas — relojes, collares, todo
lo que las mujeres lucen cuando quieren verse bien vestidas", dijo
Reinhardt. "Ellas querían mostrar lo que tenían".
El crucero en sí
vale 450 millones de euros (590 millones de dólares), pero eso no tiene
en cuenta el valor de los objetos a bordo, dijo Costa Crociere SpA, la
compañía italiana operadora del Concordia.
Entre los objetos hundidos
hay muebles, una vasta colección de arte, computadoras, vino, champán, y
todos los objetos valiosos que estaban encerrados en las cajas fuertes
en cabinas privadas, dijo la oficina de prensa de la compañía.
"Cuantificarlo
es imposible porque desafortunadamente el buque se ha hundido", dijo.
"Hasta que sea recuperado no hay forma de saber lo que se puede y lo que
no se puede salvar".
Las obras artísticas que adornaban los salones,
comedores, escaleras, suites y cabinas del ‘Titanic’ italiano se
valoran en aproximadamente dos millones de euros, según Nicola
Salvatore, director artístico de la empresa naviera Costa Crociere,
propietaria de la nave accidentada. Salvatore señala que por la
oscilación del mercado del arte “resulta complicado establecer con
seguridad esa cifra”.
5.700 de las obras que decoraban la nave eran
copias, pero el resto estaba conformado por obras originales. Salvatore
comenta que entre las piezas originales había “al menos 150 pinturas de
pequeño y mediano formato en las suites, serigrafías en varias cabinas y
40 grandes lienzos en espacios comunes como el teatro y las tres
escaleras principales”.
Se menciona también 24 objetos de cristal de entre 1815 y 1859, jarrones de cerámica Zsolnay y xilografías japonesas.
La
presencia de arte a bordo de los barcos de la empresa naviera Costa
Crociere, propietaria del crucero Costa Concordia, se considera como una
de sus marcas de identidad. En la página web de la compañía se afirma
que su colección artística, que contiene 4.000 obras originales y 50.000
copias en 14 naves, es “un testimonio histórico de la evolución del
arte contemporáneo y del diseño en los últimos 60 años”.
“Ahora es
un paraíso para los buzos”, asegura Hans Reinhardt, un abogado alemán
que representa a 19 pasajeros alemanes que buscan una compensación por
sus pérdidas.
En la actualidad se han recuperado 17 cadáveres y otras
15 personas siguen considerándose desaparecidas. Según los expertos,
para reflotar la nave harán falta de 7 a 10 meses.
Recientemente un
grupo de pasajeros del crucero presentó una demanda contra la naviera
pidiendo una indemnización de unos 460 millones de dólares por daños
morales.
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