viernes, 22 de julio de 2011

DEBATEN EN ARGENTINA SOBRE ALARMANTES ROBOS DE OBJETOS PERTENECIENTES AL PATRIMONIO NACIONAL

       Por Jorge Rivas Rodríguez

Pinturas, esculturas, dibujos, grabados, fotografías, joyas antiguas, pertenencias de personajes históricos y bienes arqueológicos se encuentran entre los más de tres mil objetos robados de museos, instituciones y colecciones privadas en Argentina, según trascendió recientemente durante un encuentro  sobre protección del patrimonio efectuado en el centro cultural América, de la ciudad de Salta, con la asistencia de policías, funcionarios e investigadores. La conferencia fue precisamente convocada en Salta, una de las 23 provincias que forman la República Argentina ubicada en la Región del Norte Grande Argentino al noroeste del país, por tratarse de uno de los puntos de fuga de bienes culturales hacia el exterior, crimen fundamentalmente favorecido por la ubicación geográfica de esta localidad que limita con tres países: al norte con Bolivia, al este con Paraguay, y al sur con Chile; naciones hacia las que se ha fomentado un mercado negro prácticamente incontrolable hasta ahora.

Tales condiciones, que favorecen esta actividad delictiva, fueron subrayadas en la reunión por Alberto Petrina, director nacional de Patrimonios y Museos de Argentina, quien expresó que Salta está en una de las regiones “más vulnerables por su ubicación de frontera y permeabilidad”.

Precisamente, de Salta, es una de las piezas de más valor, entre las robadas: El Suplicante”, una valiosa escultura arqueológica sustraída en 2003 del Cabildo de la ciudad cabecera, sobre la cual aún no hay pistas.
Dada la crisis, que pudiera empeorar durante los siguientes años poniendo en peligro el patrimonio de la nación, en Argentina se ha iniciado un riguroso rastreo a cargo de Interpol (Organización Internacional de Policía Criminal) y de la Policía Federal, pesquisa que se lleva a cabo fundamentalmente a partir de una base de datos con fotos, denuncias, testimonios o descripciones  relacionados con los 3 mil bienes robados.

“Podemos detectar un objeto en distintos lugares del mundo. En una casa de una subastas extranjera, quizás aparezca algo que se esté buscando hace años”, dijo Fernando Gómez Benigno, de la Interpol, al periódico local de Salta, El Tribuno.

De acuerdo con el mencionado diario, entre los objetos que se buscan se encuentra el reloj que fue de Manuel Belgrano, sustraído del Museo Histórico Nacional de Buenos Aires, en junio de 2007; el cual, según sus biógrafos, era lo único que tenía el prócer antes de morir y lo utilizó para pagar los honorarios de su médico. En abril de 2009 se llevaron la banda y el bastón presidencial de Arturo Frondizi del Museo de la Casa Rosada sin que se hayan encontrado todavía. En 2007 se había perdido también una lapicera de oro de Roberto Ortiz en el mismo lugar.

Claudia Cabouli, coordinadora de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos, expresó a El Tribuno que la “vigilancia humana en las salas no se puede reemplazar con nada y, cuando hay dispositivos tecnológicos, tienen que modernizarse constantemente. Las personas que se dedican a este tipo de delitos se actualizan todo el tiempo”; sin embargo consideró que durante los últimos años se dieron “pasos importantes” en materia de seguridad dentro de las instituciones oficiales que tienen muestras de arte o historia.

En la reunión convocada en Salta por el gobierno de Argentina, a la que también asistieron especialistas, académicos, profesores, artistas y otras personas vinculadas a la protección del patrimonio nacional, se debatieron ampliamente los riesgos existentes actualmente que favorecen la labor de los cacos de bienes pertenecientes al pueblo rioplatense , quienes sustraen estas  joyas de la cultura y la historia para su enriquecimiento personal sin tener en cuenta el enorme daño que causan al país, sobre todo a las nuevas generaciones que no podrán disfrutar en vivo el legado de sus antepasados, y a los historiadores, críticos y estudiosos que tampoco  tendrán la posibilidad de escudriñas entre  tan valiosos objetos.

En el encuentro trascendió que la situación se ha empeorado debido a que la mayoría de los robos que se realizan a los coleccionistas privados no se denuncian.  La reticencia a informar puede relacionarse con “un descreimiento sobre las posibilidades de que las cosas sean recuperadas” o con el desconocimiento, dijo Claudia Cabouli.

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