sábado, 16 de julio de 2011

PRESENTARÁN EN BELLAS ARTES DE LA HABANA LIBRO-CATÁLOGO SOBRE EDUARDO ABELA

                                             Por Jorge Rivas

Un libro sobre la vida y la obra del reconocido pintor de la vanguardia cubana,  Eduardo Abela (San Antonio de los Baños, 3 de julio de 1891-La Habana, 9 de noviembre de 1965), imprescindible para el mejor conocimiento del quehacer plástico de este maestro, finalmente ha visto la luz y será presentado el próximo lunes 18 de julio a las 6 de la tarde en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.

Interesada en los pasos de la materialización de este libro, desde el mismo surgimiento de la idea de emprender su producción de este libro, ArtCuba propone a los críticos, especialistas, coleccionistas, y profesores y amantes del buen arte, la adquisición de esta obra  profusamente ilustrada con creaciones pictóricas de Abela, aunque no se incluyen  sus trabajos como caricaturista.

Se trata de una edición preparada por la Fundación Vanguardia Cubana con textos de la Dra. Yolanda Wood y el Lic. Roberto Cobas; la cual estuvo bajo el cuidado de José Veigas y Beatriz Gago. 

 “Todas las etapas de la obra pictórica del artista son analizadas e ilustradas a color en el libro. También cuenta con una excelente cronología a cargo de Beatriz Gago”, expresó Cobas a ArtCuba.com.

El destacado especialista  en arte cubano de la vanguardia, precisó que a los veinte años de edad Abela inició su vida laboral como tabaquero, a la vez que manifestaba una fuerte vocación pictórica;  por eso en 1912 se trasladó a La Habana e ingresa en la Academia de Bellas Artes San Alejandro. Entonces comienza a publicar dibujos humorísticos en los periódicos habaneros.

Posteriormente el artista vive y trabaja en España desde 1921 a 1924, año en que regresa a Cuba triunfador, pero sin dinero. Es así como retoma sus tiempos de dibujante humorista, y en 1925 revive la estampa mofletuda de “El Bobo” que se convierte en instrumento de lucha contra la dictadura de Gerardo Machado. El Bobo le dio un tipo de popularidad más ancha y efectiva: influencia en el medio social como humorista ingenioso y punzante, y desenvolvimiento económico. La prensa “pagaba” porque los cartones de Abela eran buscados cada día por la masa de lectores. Mientras la dictadura machadista se hundía en sangre y atropellos, El Bobo burlaba censuras y “pasaba por Bobo, pero era un vivo como tantos cubanos de la calle”.

De acuerdo con los datos biográficos que sobre este creador ofrece el sitio web EcuRed (http://www.ecured.cu/), especializado en información sobre la Isla, el destacado artífice se integra a la labor de pintores que, en torno a la Revista Avance, introducen lenguajes artísticos más actualizados y exhibe en la muestra de Arte Nuevo; viaja nuevamente a Europa y reside dos años en París con un éxito que le permite exponer en la Galería Zak.
En 1929 se incorpora a la campaña política contra machado a través de sus irónicos dibujos humorísticos hasta la caída del dictador (1933) que marca el final de su labor periodística. A la caída de Machado, marcha el pintor a Italia, y como cónsul del gobierno cubano llega a Milán. De regreso a Cuba pinta algunas de sus obras notables de esa etapa: Guajiros (premiada en la II Exposición Nacional de Pintura y Escultura de 1938) y Los novios. Crea el importantísimo Estudio Libre para Pintores y Escultores, para una enseñanza anticonvencional y verdaderamente incentivadora de la creación artística.

Entre 1942 y 1952 desempeña misiones diplomáticas en México y Guatemala; en este último país recibe el Premio Nacional de Pintura (1947). Allá también realiza El Caos (1950), que marca una sustancial transformación de su lenguaje expresivo: de cuadros de mediano formato a piezas de pequeña escala; de un modelado sólido de figuras a una atmósfera idílica, detallística, minuciosa, con referencias al mundo de Klee y Chagall. Luego de volver a Cuba en 1954, produce notablemente en cantidad y calidad pequeñas joyas, que exhibe en numerosas muestras; entre ellas una retrospectiva en la Galería de La Habana, 1964.

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