domingo, 17 de julio de 2011

INAUGURAN EN VILA REAL DE SANTO ANTONIO, PORTUGAL, EXPO DE PINTURAS COLOR DE CUBA

               Por Redacción de ArtCuba.com

Este miércoles será inaugurada en la ciudad portuguesa de Vila Real de Santo Antonio, una muestra de pinturas cubanas titulada Color de Cuba, la cual hizo la travesía desde la mayor de las Antillas hasta los predios cercanos a Terra Quente (tierra caliente).

“No es la primera ocasión -ni será la última- que el arte de la Isla se pavonee por la singular villa de Portugal. El pasado año, Sencillamente Korda, enseñó a los moradores de la localidad la obra siempre vigente del desaparecido artista de los fotogramas y el lente (1928-2001)”, asegura el colega Marcos Alfonso.
Hace 12 meses el tributo fue compartido, pues en paralelo, se exhibió la muestra de obras plásticas rubricadas por artistas cubanos contemporáneos y el documental dedicado al inolvidable fotógrafo del realizador Roberto Chile.

Para esta vez, la exposición se remite a plásticos cubanos de diversos estilos y generaciones: Enrique Ávila, Kamyl Bullaudy, Alain de la Cruz, Adonis Ferro, José Fúster, Ernesto García Peña, Eduardo Roca (Choco), José Omar Torres, Dausell Valdés y Ernesto Villanueva.

De las manos y el talento del diseñador Jorge Rodríguez Diez (R10) nació el cartel que acompaña a la expedición antillana, en tanto el realizador Roberto Chile corrió con la curaduría. Además del audiovisual, documentales y creaciones suyas de este género, serán presentadas al público lusitano para dar a conocer el proyecto Alas con Puntas.

Basta echarle una mirada simple a las pinturas y se aprecia cómo, con sobrada justificación, se da título a la exposición: esa gama de colores que es Cuba, está reflejada de manera singular en los cuadros los cuales, en algunos casos, sobrepasan la expectativa.

Verano en La Habana (acrílico sobre tela) paletadas gráficas de la capital de la Isla y su mar, de Bullaudy; Entre brumas y nieblas, (acrílico sobre lienzo) singular paisaje nacido del pincel de Dausell Valdés; o la última cena, de José Fúster (óleo sobre lienzo) síntesis cromática de la cubanía, son apenas exponentes de este regalo visual que la plástica en la Antilla padre lleva a Vila Real de Santo Antonio.

Este paraje de la tierra lusitana, al decir de geógrafos locales, ocupa el valle al borde del acantilado escarbado por los ríos Corgo y Cabril. A sus costados dos imponentes sierras: la del Marao y la de Alvao.
Investigaciones han demostrado que este paraje era tierra habitada hacia el Paleolítico, aunque como población nació en 1 285 cuando el rey Dionisio I decidió el emplazamiento de la villa, la cual concebía como cabeza y centro de la antiquísima Panóias.

Villa de pastores y campesinos fue destruida por un voraz incendio hacia 1 300 y refundada como ciudad 36 años después. Su desarrollo ha girado en torno al comercio del vino (por sus ricos viñedos). Las industrias textil y del automóvil poseen allí importantes asentamientos. Cuenta con dos universidades (Tras-os-Montes y Alto Douro) y es plaza turística por excelencia.

Hasta esa ciudad, en nueva travesía, viajó la expedición cultural cubana con otro regalo de arte y amor, tan requeridos en los crudos tiempos que se habitan. Ensanchar almas y corazones, conocernos, flota como mensaje de conocimiento mutuo y hermanamiento entre pueblos.

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